¡Hola a todos!
Lo prometido es deuda y por fin os traemos un post sobre qué es, cómo y por qué cuidamos con tanto mimo la cubierta vegetal de nuestros campos.
Estos días hemos estado segando la cubierta vegetal, pero ¿por qué es tan importante mantenerla?
En primer lugar, la cubierta vegetal ayuda a mantener la humedad en el suelo ya que lo protege de los rayos del sol. Además, favorece la llegada de numerosos insectos, muchos de los cuales son beneficiosos para nuestra fruta, que encuentran no solo un refugio, sino una fuente de alimento. Profundizando en esto del alimento, queremos deciros que no solo las abejas, las cuales cuidamos y amamos, se alimentan de polen, sino otros muchos insectos que en ausencia de plagas se tienen que alimentar del mismo como es el caso de Anagyrus pseudococci.
Evitando que el suelo esté “desnudo” se reduce la erosión, especialmente durante los episodios de lluvias intensas tan característicos de la región valenciana. Esto se debe a que la cubierta ayuda a reducir la fuerza del impacto de las gotas de lluvia sobre el suelo, favorece la infiltración gracias a los huecos y las vías abiertas por las plantas y evita el arrastre de suelo y materia orgánica superficial al actuar las “malas hierbas” como barrera frente al arrastre.
A lo largo de la historia de la agricultura, en muchas ocasiones, se ha considerado el suelo como un ente físico. Sin embargo, está bien demostrado que es un medio vivo, hogar de millones de microorganismos que aumentan la fertilidad de las tierras favoreciendo, las cubiertas vegetales, la proliferación y el mantenimiento de las condiciones idóneas para el crecimiento de microorganismos.
Entonces, ¿por qué la segamos? Todo tiene su explicación: en primer lugar, si no se siega el campo se convierte en una pequeña selva imposible de transitar para poder acceder a nuestros árboles. En segundo lugar, hay una familia de plantas, las leguminosas, que aportan nitrógeno al suelo capturándolo del aire. Una gran parte del nitrógeno incorporado al suelo lo utilizan las leguminosas cuando se espigan, por lo que si se siega antes de ello ese nitrógeno se queda en el suelo. No os preocupéis, dejamos que algunas se espiguen para que el ciclo continúe y haya semillas para el año que viene.
Algunas plagas de los cítricos como los caracoles utilizan las cubiertas vegetales a modo de trampolín para subir a los árboles y alimentarse. Por ello, intentamos mantener la cubierta poco crecida para evitar, en la medida de lo posible, ciertas invasiones de insectos.
Sí, ya sabemos lo que estáis pensando: ¿y qué pasa con los insectos que se alimentan del polen? Para tener a todos contentos, segamos la cubierta en filas alternas. Cuando en la primera vuelven a salir flores entonces segamos las que en la primera pasada nos dejamos sin segar.
Como veis, aunque las naranjas y mandarinas nos den unos meses de descanso fuera de temporada, el campo nunca debe descuidarse. ¡Es un no parar!
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